Los últimos pactos consumados entre el Presidente Barack Obama y el dictador Raúl Castro, son percibidos por los trabajadores cubanos con una mescla de curiosidad y escepticismo. Por un lado deberán desactivar la torturante letanía a la que los sometían los gobernantes, reclamando la libertad para sus cinco espías, presos justificadamente en las cárceles norteamericanas y hoy liberados y de regreso en la isla.
Por otro lado el completo restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, no parece augurar grandes perspectivas para la clase trabajadora cubana y menos aún, para los trabajadores norteamericanos, el empresariado y los inversionistas del país del norte.
Al decir de Raúl Castro; no tiene nada que cambiar a su arcaico y carcomido, régimen criminal y tiránico, lo que significa que todo continuará de la misma manera como hasta el día de hoy. Desde el punto de vista económico, no habrá ninguna variación, porque si el régimen militar y autoritario no es capaz de cambiar nada, continuará imperturbable el embargo económico, comercial y financiero contra la tiranía raulista.
Los postulados de la dictadura se conservarán, según ha expresado el dictador, sin libertades de ninguna clase, incluida la sindical, por lo que no se permitirá en lo adelante la libre sindicalización de los trabajadores. En lo político y a pesar del estrepitoso fracaso de la llamada “Revolución Socialista” se continuarán restringiendo las libertades políticas y se mantendrá la persecución contra los miembros de la “Sociedad Civil Independiente”.
En uno de sus últimos discursos, Raúl Castro señalaba que la Central Sindical Oficialista (llámesele CTC) y sus sindicatos afiliados, controlados hasta la saciedad por su régimen de oprobios, son incondicionales defensores de los trabajadores, de sus libertades y sus derechos. Este pronunciamiento constituye una verdadera falacia y una infamia contra los trabajadores cubanos.
Es perfectamente conocido que todos los sindicatos oficialistas responden incondicionadamente a las administraciones estatales y al régimen totalitario imperante en Cuba, pero además, esos dirigentes sindicales llamados profesionales, son integrantes de ese mismo gobierno arbitrario y son pagados por el propio estado, a quien deben docilidad y obediencia.
A pesar de que todos los escenarios posibles pronostican para la dictadura; un negro porvenir, los dictadores parecen no darse cuenta de que el tiempo se les agota irremediablemente. Hoy vemos como el Presidente Barack Obama les ha otorgado su beneplácito a esa tiranía totalitaria, pero sabemos que son los Estados Unidos la nación donde más respeto y atención se les otorgan a las libertades y a los derechos, incluidos los sindicales.
Esperemos que este estrecho espaldarazo del Presidente Barack Obama a la dictadura de los hermanos Castro, pueda traducirse de alguna manera, en apoyo y protección para el pueblo cubano y especialmente para sus trabajadores, agobiados por el trabajo esclavo, al que le somete un régimen militar, despótico e inhumano.
El régimen castrista viola constantemente todas las libertades y los derechos sindicales y contraviene además la mayoría de los convenios y los acuerdos firmados con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluido el CO95- Convenio relativo a la protección del salario de los trabajadores.
Si en las relaciones diplomáticas, concertada entre los gobernantes de Cuba y de los Estados Unidos de América no se exige con firmeza el respeto para todas las libertades y los derechos de los cubanos, estaremos frente a un engaño más del gobierno de los Estados Unidos, ejercido en esta ocasión contra los ciudadanos y los trabajadores de la nación cubana.
Las promesas del Presidente Obama son las de seguir apoyando al sindicalismo libre dentro de Cuba y al resto de la Sociedad Civil Independiente, veremos si él Presidente norteamericano, es capaz de cumplir con sus promesas.
De todas formas en muy poco tiempo, los tiranos habrán sucumbido a las leyes de la biología y un futuro luminoso se abrirá en el horizonte. Para los ciudadanos y los trabajadores cubanos, ya se puede apreciar nítido el amanecer.
¡VIVAN LOS TRABAJADORES CUBANOS, PROSPERO AÑO 2015!
Carmelo Díaz Fernández PRISIONERO DE CONCIENCIA.
Presidente y Fundador de la UNIÓN SINDICAL CRISTIANA DE CUBA.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Secretario General.
La Habana, lunes 5 de enero de 2015