J. BABSON / The Miami Herald
KEY WEST
Dos barcos del Movimiento Democracia, de exiliados cubanos, se dirigieron un punto cercano a las aguas territoriales cubanas ayer por la tarde, cargados con 100 libras de fuegos artificiales que serán lanzados para que sean vistos desde el popular paseo del Malecón.
Escoltados desde Cayo Hueso por un pequeño barco del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos, el barco Democracia, de 39 pies, y el Human Rights, de 35 pies, partieron de marina de Garrison Bight a las 12:10 p.m.
Se esperaba que el largo viaje terminara ante las aguas territoriales cubanas frente a La Habana alrededor de las 9 p.m. Después de que el mal tiempo canceló el viaje el mes pasado, fue preparado de nuevo para que tuviera lugar dos días antes del aniversario del natalicio del apóstol de la independencia cubana, José Martí.
``Creo que podemos hacer algo valioso, comunicarnos con el pueblo cubano y que sepa que estamos ahí'', declaró Milagros L. Velasco, que viajaba en uno de los barcos.
Para el líder del Movimiento Democracia, Ramón Saúl Sánchez, sin embargo, el viaje era agridulce.
Se trataba de la primera vez en seis años que Sánchez organizaba un viaje del Democracia al límite de las aguas cubanas --que termina a 12 millas de la isla-- sin participar en el viaje.
Sánchez no puede salir del sur de la Florida porque espera un juicio por cargos federales de que él y otros dos hombres entraron ilegalmente en aguas territoriales cubanas durante una flotilla de protesta en julio. El juicio está señalado para mayo. En su lugar, Sánchez se comunicará por radio con los capitanes de las dos naves.
``Me siento triste'', expresó, despidiéndose de los barcos que se alejaban. No obstante, el líder del exilio trató de subir a uno de ellos.
Cuando el Democracia estaba a punto de irse le preguntó al comandante del Guardacostas si podía viajar en la nave mientras era escoltada saliendo de Cayo Hueso, prometiendo desembarcar antes de que entrara en mar abierto, pero desistió cuando el comandante de la nave mostró preocupación.
© 2002 El Nuevo Herald